Estoy muy emocionada de estar aquí.
Todo en EE.UU. es mucho
más grande que en Europa.
Mírenme, ¡soy enorme!
(Risas)
¡Es fantástico!
Y las charlas TED, en las charlas TED
todos tienen ideas geniales.
La pregunta es: ¿De dónde vienen
esas ideas geniales?
Bueno, es un poco debatible,
pero se supone que la persona media,
como yo,
tiene unos 50 000 pensamientos al día.
Es un montón,
hasta que uno se da cuenta
de que el 95 % de ellos
son los mismos que el día anterior.
(Risas)
Y muchas de mis ideas son aburridas, ¿sí?
Pienso cosas como:
"¡Oh, ya sé! Tengo que limpiar el piso.
¡Oh! Olvidé pasear al perro".
Y, el más popular,
"No te comas esa galleta".
(Risas)
El 95 % es repetición.
Eso nos deja solo un 5 % de
ventana de oportunidad cada día
para pensar algo nuevo.
Y algunas de mis ideas
nuevas son inútiles.
El otro día estaba viendo
deportes en la TV,
y trataba de entender por qué
no me enganchaba con eso.
En parte me parecía curioso.
Eso es raro.
(Risas)
¿Creen que valdría la pena
ser tan flexible
solo para poder ver
el talón desde ese ángulo?
(Risas)
Y este es el quid:
Nunca podré identificarme con eso,
porque nunca podré hacerlo, ¿sí?
Bueno, no dos veces.
(Risas)
Pero les diré la verdad.
La verdad es que nunca he sido
buena en deportes, ¿sí?
He llegado a esa maravillosa edad
en la que todos mis amigos dicen:
"Oh, ojalá tuviera el estado
que tenía a los 18 años".
Y entonces me siento
más bien complacida.
(Risas)
Estoy exactamente en
la misma forma que entonces...
(Risas)
(Aplausos)
No podía correr entonces.
Así, que no voy a correr ahora.
(Risas)
Y entonces se me ocurrió mi nueva idea:
¿Por qué no involucrar a gente
como yo en el deporte?
Creo que hoy el mundo necesita
Juegos Olímpicos para gente
con cero capacidad atlética.
(Risas)
Sería mucho más divertido.
Tendríamos tres reglas básicas, ¿sí?
Obviamente no a las drogas;
no a la corrupción, no a las habilidades.
(Risas)
Sería...
No, es una idea horrible.
Y también sé por qué no me enganchan
los deportes cuando los veo en la TV.
Porque quizá un 97 %
es sobre hombres que corren
o que patean cosas,
hombres cuidadosamente
empaquetados en lycra.
Hay...
(Risas)
No siempre con éxito.
Hay...
(Risas)
Hay tan pocos deportes femeninos en la TV,
que una joven que mira la TV
podría pensar que,
cómo decirlo elegantemente,
que el miembro masculino
es la palanca necesaría
para saltar del sofá al campo deportivo.
(Risas)
Las desigualdades en el deporte
son impresionantes.
Por eso, esto es lo que me pasa:
Tengo una idea nueva,
y de inmediato vuelvo a una vieja.
El hecho es que no hay ahora,
ni ha habido nunca en la historia,
un solo país en el mundo con igualdad
entre mujeres y hombres.
Ninguno.
En 196 países,
no ha sucedido en toda la evolución.
Así pues, aquí hay una imagen
de la evolución.
(Risas)
¡Las mujeres ni siquiera estamos allí!
(Risas)
Es un hombre maravilloso capaz
de evolucionar brillantemente.
Así que...
(Risas)
Me fastidia, y sé que debería
hacer algo al respecto.
Pero estoy ocupada, ¿sí?
Tengo una carrera completa,
tengo tres hijos,
tengo una madre mayor.
De hecho, para ser honesta,
una de las razones por las que vine aquí
es que en las charlas TED dijeron
que podría disponer de 15 minutos,
y nunca tuve tanto tiempo...
(Risas)
(Aplausos)
Así que, estoy ocupada.
Y, de todos modos, ya había
intentado cambiar el mundo.
Este es el quid, ¿sí?
Todo el mundo tiene dentro de sí
lo que llamo un "botón de activación".
Es el botón que presionas al pensar:
"Tengo que hacer algo al respecto".
Se presiona por todo tipo de razones.
Quizá uno enfrenta algún
tipo de desigualdad,
o encuentra una injusticia de algún tipo,
a veces golpea una enfermedad,
o uno nació con alguna desventaja,
o quizá sin privilegios.
Yo nací gay, ¿sí?
Siempre lo he sabido.
No creo que en mi familia
se sorprendieran ni un poco.
En esta foto tengo cuatro años.
Me veo linda,
pero por dentro creía genuinamente
que me parecía a Clint Eastwood.
(Risas)
Mi botón de activación se presionó
cuando tuve a mis hijos...
tres niños maravillosos, que
tuve con mi pareja de entonces.
Pero este es el quid:
Trabajo en la TV en Gran Bretaña.
Cuando nacieron, ya tenía
mis propios shows
y trabajaba en el ámbito público.
Amo lo que hago,
pero amo más a mis hijos.
Y no quería que crecieran con un secreto.
En 1994, cuando nació mi primogénito,
no existía, hasta donde yo sabía,
una mujer gay soltera en
la vida pública británica.
No creo que los secretos sean algo bueno.
Creo que son un cáncer del alma.
Así que decidí salir.
Todo el mundo me advirtió
que nunca volvería a trabajar,
pero decidí que valía absolutamente
la pena el riesgo.
Bueno, fue un infierno.
En Gran Bretaña, tenemos una
sección de la prensa de derecha,
y se volvieron locos.
Y su odio despertó los elementos
menos estables de la sociedad,
y tuvimos amenazas de muerte...
tantas que tuve que llevar
a los niños a la clandestinidad,
y requerimos protección policial.
Y les prometo que hubo muchos
momentos en el silencio de la noche
en los que estaba aterrorizada
por lo que había hecho.
Finalmente, tras la tormenta
vino la calma.
Contra toda expectativa seguí trabajando,
y mis hijos fueron y siguen
siendo absolutamente fantásticos.
Recuerdo cuando mi hijo tenía 6 años,
tenía un amigo para jugar.
Estaban en la habitación de al lado;
podía oírlos charlar.
El amigo le preguntó a mi hijo:
"¿Cómo es tener dos mamás?"
Yo estaba algo ansiosa por escuchar,
me incliné a escuchar y mi hijo dijo:
"Es fantástico, porque si
una de ellas está enferma,
todavía tienes otra para que te cocine".
(Risas)
Eso presionó mi botón de activación
por la igualdad gay,
y junto con muchos, muchos otros,
hice campaña durante años
por los derechos gays
y, en particular, por el derecho
a casarme con la persona que amo.
Al final, tuvimos éxito.
Y en 2014, el día que cambió la ley,
me casé con mi esposa,
a quien amo mucho, de hecho.
(Aplausos)
No lo hicimos de manera tranquila,
lo hicimos en el escenario
del Royal Festival Hall de Londres.
Fue un gran evento.
El salón tiene capacidad
para 2500 personas.
Invitamos a 150 familiares y amigos,
y lo dimos a conocer al público:
quien quiera venir a celebrar,
por favor venga y súmese a nosotros.
Sería gratis para cualquiera
que quisiera venir.
Asistieron 2500 personas.
(Aplausos)
Todo tipo de persona
que puedan imaginar:
Gays, heteros, rabinos,
monjas, gente casada,
negros, blancos... toda
la humanidad estaba allí.
Y recuerdo estar allí parada
y pensaba: "Qué fantástico.
Tarea cumplida.
El amor triunfa.
La ley cambió".
Y yo...
(Aplausos)
Pensé realmente que mis días
de activismo habían terminado.
Así que cada año en esa misma sala,
organizo un concierto fantástico para
celebrar el Día Internacional de la Mujer.
Reunimos a la única orquesta
totalmente femenina en el mundo,
tocamos música fantástica de
compositoras olvidadas o ignoradas,
con directoras de orquesta asombrosas,
allí está dirigiendo
Marin Alsop de Baltimore,
Petula Clark cantando...
y yo doy una conferencia sobre
la historia de las mujeres.
Me encanta reunir historias inspiradoras
del pasado y transmitirlas.
Muy a menudo, creo que la historia es
lo que llamo el modelo Monte Rushmore.
Parece majestuoso, pero las mujeres
han quedado totalmente fuera de eso.
Y yo estaba dando una charla en 2015
sobre las sufragistas...
estoy segura de que conocen a esas
mujeres magníficas que lucharon tanto
por el derecho de las mujeres
en Gran Bretaña para votar.
Y su eslogan era: "Hechos, no palabras".
Y sí que tuvieron éxito,
porque las mujeres votaron en 1928.
Estoy dando esta charla sobre esto,
y conforme hablo, me doy cuenta de que
no estaba dando una clase de historia;
no era algo que estaba resuelto.
Era algo sobre lo que
quedaba mucho por hacer.
En ninguna parte del mundo, por ejemplo,
las mujeres tienen igual representación
en posiciones de poder.
Bien, veamos rápidamente
las 100 mejores empresas
de la Bolsa de Londres, FTSE, en 2016.
De las 100 mejores empresas del FTSE:
¿Cuántas mujeres las manejan?
Siete. De acuerdo. Siete.
Eso está bien, supongo.
Hasta que notamos que 17 están
manejadas por hombres llamados "John".
(Risas)
Hay más hombres llamados John
manejando las 100 empresas FTSE...
(Risas)
que mujeres en total.
Hay 14 manejadas por hombres
llamados "Dave".
(Risas)
Supongo que Dave y John
hacen un trabajo excelente.
(Risas)
¿Por qué importa esto?
Por este asunto de la brecha salarial
entre hombres y mujeres.
En ninguna parte del mundo las mujeres
ganan lo mismo que los hombres.
Y eso nunca va a cambiar
a menos que tengamos más mujeres
en la cumbre del directorio.
Tenemos muchas leyes;
La Ley de Igualdad de Pago en
Gran Bretaña se aprobó en 1975.
Sin embargo, todavía hay muchas mujeres
que, desde principios de noviembre
hasta fin de año,
en comparación con sus colegas masculinos,
están trabajando efectivamente gratis.
De hecho, el Foro Económico Mundial
estima que las mujeres
finalmente ganarán igual en...
¡2133!
¡Sí!
(Risas)
Es una cifra terrible.
Esta es la cuestión:
El día antes de que saliera
a dar mi charla,
el Foro Económico Mundial
revisó la estimación.
Eso es bueno, porque es terrible...
¿Saben lo que arrojó la revisión?
2186.
(Risas)
Sí, otros 53 años, ¿de acuerdo?
No vamos a recibir iguales salarios
en la vida de los nietos de mis nietos
bajo el sistema actual.
Y he esperado lo suficiente.
He esperado bastante tiempo
en mi propio oficio.
En 2016 fui la primera mujer
en la televisión británica
en dirigir un programa en horario central.
¿No es genial? Maravilloso, me emociona.
Pero...
(Aplausos)
¡Es 2016! ¡La primera!
¡La televisión tiene 80 años!
(Risas)
Puede que la TV no sea tan importante,
pero es un poco sintomático, ¿no?
En 2016, la ONU estaba buscando
una nueva embajadora
para representar el empoderamiento
de la mujer y la igualdad de género.
Y ¿a quién eligieron?
A la Mujer Maravilla.
Eligieron una caricatura, ¿sí?
(Risas)
Porque ninguna mujer estaba a la altura.
La representación de la mujer en
posiciones de poder es extremamente baja.
Se cumple en el Congreso, y ciertamente
en el Parlamento Británico.
En 2015, la cantidad de hombres
elegidos en el parlamento ese año
fue mayor que el número total de mujeres
electas en la historia del parlamento.
¿Y por qué importa?
Ese es el quid:
Si no están en la mesa,
literalmente, en Gran Bretaña,
en esa mesa ayudando a crear leyes,
no sorprende si se pasa por alto
la perspectiva de la mujer.
Es un gran modelo para los jóvenes
ver a una mujer a cargo.
En 2016, Gran Bretaña tuvo
su segunda mujer primer ministro;
Theresa May llegó al poder.
El día que llegó al poder
recibió un desafío:
hacer solo una cosa.
Hacer una cosa en los primeros
100 días en el cargo;
Tratar de mejorar la vida de
las mujeres en Gran Bretaña.
¿Y qué hizo? Nada.
Nada.
Porque está demasiado ocupada
limpiando el lío que hicieron los chicos.
Incluso teniendo una líder femenina,
siempre encuentran algo mejor que hacer
que resolver la cuestión molesta
de la desigualdad.
Así que sigo hablando de igualdad
como si fuera importante, ¿no?
Veamos rápidamente
las industrias de ciencias puras.
Ciencia, tecnología,
ingeniería y matemáticas.
Bastante importante en todo
aspecto de la vida cotidiana.
Existe el techo de cristal más denso
e increíblemente bien documentado
en las industrias de las ciencias duras.
¿Y si la cura para el cáncer
o la respuesta al calentamiento global
se encuentra en la cabeza de una
joven científica que no progresa?
Pensé en todas estas cosas,
y sabía que era cuestión
de "hechos, no palabras".
Y hablé con mi maravillosa amiga,
la brillante periodista
Catherine Mayer en Gran Bretaña,
y más bien tontamente...
y sospecho que hubo vino de por medio...
(Risas)
decidimos fundar
un nuevo partido político.
Porque este es el punto crítico:
El único lugar donde mujeres y hombres
son absolutamente iguales es en las urnas.
No teníamos idea de lo
que estábamos haciendo,
no sabíamos lo complicado
que era crear un partido político.
Pensé: "No puede ser tan difícil,
los hombres lo han hecho durante años".
(Risas)
Así que empezamos llamándolo
"Partido de la Igualdad de la Mujer".
Y de inmediato la gente me dijo:
"¿Por qué lo llamaste así?"
Dije: "No lo sé, solo pensé
que quedaría claro".
(Risas)
No quería que lo que hacíamos
fuera un secreto. Solo...
(Risas)
Algunos dijeron: "No se puede llamar así!
¡Es demasiado feminista!"
¡Oh, qué palabra aterradora! ¡Ahh!
No puedo decirles cuantas veces
he oído a alguien decir:
"No soy feminista, pero..."
Y siempre pienso que si hay
un "pero" en la oración,
puede que no todo sea un jardín de rosas.
Y, después, empezaron a hacer
la pregunta hilarante:
"¿Van a quemar los sostenes?"
¡Sí! Porque los sostenes son famosos
por hacerse de material inflamable.
(Risas)
Por eso las mujeres
lanzan chispas al caminar.
(Risas)
Una historia al margen:
Ninguna mujer quemó su sostén
en los años 60.
Es una historia inventada
por un periodista.
Gracias a Dios el periodismo
ha mejorado desde entonces.
Así que...
(Risas)
Anuncié lo que íbamos a hacer
en una rueda de prensa,
y de inmediato empezaron a llegar correos.
Primero cientos, luego miles y miles,
de cada grupo etario: desde muy jóvenes
hasta mujeres de 90 y tantos,
y cientos de hombres maravillosos.
La gente escribió:
"Por favor, ¿puedo ayudar?
Por favor, ¿puedo visitarlas
en la sede del partido?"
No teníamos una sede...
¡No teníamos partido!
No teníamos nada.
Todo lo que teníamos era un grupo
maravilloso y compacto de amigas fabulosas
tratando de responder mensajes
casi 24/7 en pijama.
Estábamos todas ocupadas.
Muchas teníamos carreras,
muchas teníamos hijos,
pero hicimos lo que hacen las mujeres,
y compartimos el trabajo.
Y casi al instante, acordamos
ciertas cosas fundamentales.
Lo primero: queremos ser el único
partido político del mundo
cuyo principal objetivo
no fuera la necesidad de existir.
Esa es una idea fantástica.
Queríamos ser el único partido político
sin una inclinación política particular.
Queríamos gente de la izquierda,
de la derecha, del centro,
de cada grupo etario.
Porque la idea era trabajar
con una agenda simple:
conseguir la igualdad
en cada aspecto de la vida,
y cuando hayamos terminado,
volvamos casa y hagamos
las otras tareas.
(Risas)
Queríamos cambiar la forma
de hacer política.
No sé si aquí es así,
pero en Gran Bretaña tenemos
dos partidos políticos importantes.
Son los dinosaurios de la política.
Y se hablan entre ellos de forma
vergonzosa y ponzoñosa.
Estoy segura de que nunca
han oído cosas de ese estilo...
(Risas)
Y sobre esto.
¿No sería genial si algún político dijera:
"Saben, mi oponente tiene una buena idea.
Veamos si podemos trabajar juntos
y hacer que funcione"?
(Aplausos)
Llevemos más mujeres a la política, ¿sí?
Llevemos de inmediato más mujeres
a la política siendo
el único partido político con cuidado
infantil gratuito para sus candidatas,
para que puedan salir de la casa
y empezar la campaña.
(Aplausos)
En 10 meses,
teníamos más de 70 sucursales
del partido en el Reino Unido.
Tuvimos candidatas para la elección
en Londres, Escocia y Gales
en mayo de 2016.
Una de cada 20 personas votó por
nuestra candidata a alcalde de Londres.
Y cuando los hombres en la campaña
vieron los votos que estábamos atrayendo,
maravilla de maravillas,
empezaron a hablar de la necesidad
de abordar la igualdad de género.
(Aplausos)
Saben, me han prometido
un cambio desde que era niña.
Siempre estaba por venir:
Las mujeres iban a estar
codo a codo con los hombres.
Todas fueron promesas vacías
y decepción...
suficiente decepción como
para fundar un partido político.
Pero esta es mi nueva idea de hoy,
mi 5 %, ¿de acuerdo?
Y es muy buena.
El hecho es que eso no es suficiente.
No basta con fundar un partido político
para la igualdad en un solo país.
Necesitamos un cambio sísmico
en el panorama político global.
Y lo maravilloso
del modelo que hemos creado
es que funcionaría en cualquier lugar.
Funcionaría en EE.UU.,
funcionaría en Australia,
funcionaría en India.
Es como si hubiéramos hecho la receta
perfecta: cualquiera puede cocinarla,
y es buena para todos.
Y queremos regalarla.
Si quieren saber lo que hicimos,
la estamos regalando.
¿Imaginan si pudiéramos movilizar
a millones de mujeres en todo el mundo
para decir, "¡Es suficiente!" a las
batallas tradicionales de la política?
Para decir: "Basta de disputas,
hagamos el trabajo".
Podríamos literalmente cambiar el mundo.
Y eso quiero.
(Aplausos)
Quiero...
(Aplausos)
Quiero eso para nuestras hijas,
y lo quiero para nuestros hijos.
Porque el hecho es que
la igualdad es mejor para todos.
Vamos gente, ¡activemos!
¡Cambiemos el mundo!
¡Sé que podemos hacerlo,
y que debe hacerse!
(Aplausos)