Un artículo de la revista de exalumnos de Yale contaba la historia de Clyde Murphy, un hombre afroamericano que fue parte de la promoción de 1970. Clyde fue una historia de éxito. Luego de Yale y de un doctorado en Abogacía en Columbia, Clyde pasó los siguientes 30 años como uno de los mejores abogados de derechos civiles de EE.UU. También fue un gran esposo y padre. Pero a pesar de su éxito personal y profesional, la historia de Clyde tuvo un triste final. En 2010, a la edad de 62 años, Clyde murió a causa de un coágulo de sangre en su pulmón. La experiencia de Clyde no fue única. Muchos de sus compañeros afroamericanos de Yale también murieron jóvenes. De hecho, el artículo de la revista indicaba que 41 años después de graduarse de Yale, los miembros afroamericanos de la promoción de 1970 tenían una tasa de mortalidad tres veces mayor que el del promedio de la clase. Es impresionante. EE.UU recientemente ha despertado ante el constante sonido de policías dispárandole a afroamericanos desarmados. Lo que es incluso más grave es que cada siete minutos una persona negra muere prematuramente en EE. UU. Eso significa que 200 personas negras mueren cada día y que no morirían si la salud de blancos y de negros fuera igual. Durante los últimos 25 años, he tenido la misión de comprender por qué la raza es tan profundamente importante para la salud. Cuando comencé mi carrera, muchos creían que simplemente se trataba de diferencias raciales en cuanto a ingresos y educación. Descubrí que si bien la posición económica es importante para la salud, va más allá de eso. Por ejemplo, si echamos un vistazo a la esperanza de vida a los 25, a los 25 hay una brecha de cinco años entre negros y blancos. Y la brecha educacional tanto para blancos como para negros es aún mayor que la brecha racial. A la vez, independientemente del nivel de educación, los blancos viven más que los negros. Así que los blancos que abandonan la secundaria viven 3.4 años más que sus homólogos negros, y la brecha es aún mayor entre graduados de universidades. Lo más sorprendente de todo es que los blancos que terminaron la escuela secundaria viven más que los negros que obtuvieron licenciaturas o más títulos universitarios. Entonces, ¿por qué la raza es tan importante para la salud? ¿Qué hay, además de la educación y del ingreso económico, que pueda ser tan importante? A principios de los 90, me encargaron la corrección de un nuevo libro sobre la salud de los negros en EE.UU. Me consternó que casi todos los 25 capítulos dijeran que el racismo era un factor que lastimaba la salud de los negros. Todos estos investigadores afirmaban que el racismo era un factor que impactaba negativamente en los negros , pero no presentaban evidencias. Para mí no era suficiente. Unos meses después, participé en una conferencia en Washington, DC, y dije que una de las prioridades de investigación era documentar la manera cómo el racismo afectaba a la salud. Un señor blanco se levantó ante la audiencia y dijo que, si bien concordaba conmigo en que el racismo era importante, era algo que nunca podríamos medir. "Medimos la autoestima", dije. "No hay razón para que no podamos medir el racismo si nos lo proponemos". Entonces me lo propuse y desarrollé tres escalas. La primera capturaba experiencias graves de discriminación, como ser despedido injustamente o ser detenido por la policía sin motivos. Pero la discriminación también ocurre en experiencias menores y más sutiles, por lo que mi segunda escala, llamada "Escala de discriminación cotidiana", captura nueve ítems que capturan experiencias como ser tratado menos amablemente que otros, recibir peor servicio en tiendas o restaurantes, o ser temido por la gente que te rodea. Esta escala captura maneras en las que la dignidad y el respeto de las personas a quienes la sociedad no valora son socavados cotidianamente. La investigación reveló que los niveles de discriminación más altos están asociados con un riesgo elevado de un amplio rango de enfermedades, desde presión sanguínea, obesidad abdominal, cáncer de mama, enfermedades cardiacas hasta muerte prematura. Sorprendentemente, algunos de los efectos se observan a edades muy tempranas. Por ejemplo, un estudio sobre adolescentes negros reveló que aquellos que sufrieron mayores niveles de discriminación tenían niveles más altos de hormonas de estrés, de presión sanguínea y de peso para cuando cumplían 20 años. Sin embargo, el estrés causado por la discriminación es solo un aspecto. La discriminación y el racismo también son de profunda importancia para la salud en otros aspectos. Por ejemplo, existe discriminación en la atención médica. En 1999, la Academia Nacional de Medicina me convocó para trabajar en un comité que, basándose en la evidencia científica, concluyó en que la comunidad negra y otras minorías reciben atención médica de peor calidad que los blancos. Esto era así con respecto a todo tipo de tratamientos médicos, desde el más simple hasta el más sofisticado tecnológicamente. Una explicación para este patrón es un fenómeno llamado "prejuicio implícito" o "discriminación inconsciente". Décadas de investigación por parte de psicólogos sociales indican que, si tienes un estereotipo negativo sobre determinado grupo en tu subconsciente, y te encuentras con alguien que pertenece a ese grupo, vas a ejercer discriminación hacia esa persona. Vas a tratarla de manera diferente. Es un proceso inconsciente. Es un proceso automático. Es un proceso sutil pero normal, y ocurre incluso entre los individuos más bienintencionados. Pero cuanto más indagaba en el impacto del racismo en la salud, más insidiosos se volvían los efectos. Existe discriminación institucional, que refiere a la discriminación que ocurre en los procesos dados en las instituciones sociales. La segregación residencial por raza que ha llevado a que negros y blancos vivan en contextos barriales muy diferentes, es un clásico ejemplo de racismo institucional. Uno de los secretos mejor guardados de EE. UU. es la manera en que la segregación residencial es la fuente secreta de la que nace la desigualdad racial en el país. En EE.UU, el lugar donde vives determina tu acceso a oportunidades de educación, de trabajo, de vivienda e incluso de atención médica. Un estudio hecho en las 171 ciudades más grandes de EE.UU demostró que no existe siquiera una ciudad en la que los blancos vivan en las mismas condiciones que los negros, y que los peores contextos urbanos en los que viven los blancos son considerablemente mejores que el contexto promedio en que viven los negros. Otro estudio demostró que, si se pudiera eliminar estadísticamente la segregación residencial, se borrarían completamente las diferencias raciales en cuanto a ingresos, educación y desempleo, y se reducirían las diferencias raciales en cuanto a familias monoparentales en dos terceras partes, todo lo cual es causado por la segregación. También he aprendido cómo los estereotipos negativos y la imagen de los negros en nuestra cultura literalmente crean y sostienen tanto la discriminación institucional como la individual. Un grupo de investigadores han reunido una base de datos que contiene los libros, revistas y artículos que un estadounidense universitario promedio leería en el curso de su vida. Esto nos permite revisar dicha base de datos para ver qué grupos de palabras han visto los estadounidenses durante su crecimiento en la sociedad. Así que cuando la palabra "negro" aparece en la cultura estadounidense, ¿qué palabras la rodean? "Pobre", "violento", "religioso", "haragán", "alegre", "peligroso". Cuando aparece la palabra "blanco", las palabras más frecuentes a su alrededor son "rico", "desarrollado", "convencional", "tenaz", "exitoso", "educado". Entonces, cuando un policía reacciona cuando ve a un hombre negro desarmado y lo percibe violento y peligroso, no estamos hablando necesariamente de un policía intrínsecamente malo. Quizás solo se trate de un estadounidense normal que está reflejando a lo que ha sido expuesto como resultado de su crianza en esta sociedad. Por experiencia propia, creo que la raza no tiene que ser un factor determinante en tu destino. Migré a EE. UU. desde la isla caribeña de Santa Lucía a finales de los 70 en búsqueda de una mejor educación, y en los últimos 40 años me ha ido bien. He tenido una familia comprensiva, he trabajado duro, me ha ido bien. Pero a mí me costó más ser exitoso. Recibí una beca para minorías de la Universidad de Michigan. Sí. Soy hijo de la discriminación positiva. Sin discriminación positiva, no estaría aquí. Pero en los últimos 40 años, la América negra ha tenido menos éxito que yo. En 1978 las familias negras en EE. UU. ganaban 59 centavos por cada dólar que ganaban los blancos. En 2015 las familias negras aún ganan 59 centavos por cada dólar que reciben las familias blancas, y las brechas raciales en cuanto a riqueza son todavía más sorprendentes. Por cada dólar de riqueza que tienen los blancos, las familias negras tienen seis centavos y los latinos siete. El hecho es que el racismo está produciendo un sistema verdaderamente deshonesto que sistemáticamente desfavorece a algunos grupos raciales en los EE.UU. Citando a Platón, no hay nada tan injusto como tratar igual a los desiguales. Y es por eso que me comprometo a trabajar para erradicar el racismo. Aprecio profundamente el hecho de que me alzo sobre los hombros de aquellos que han sacrificado hasta su vida para abrir las puertas que yo atravieso en este momento. Quiero asegurarme de que esas puertas permanezcan abiertas y de que todos puedan atravesarlas. Robert Kennedy dijo: "Cada vez que un hombre" -- o una mujer, agregaría yo -- "lucha por un ideal o actúa para mejorar el destino de otros o arremete contra la injusticia, envía pequeñas olas de esperanza, y esas olas pueden transformarse en una corriente que puede barrer las más poderosas paredes de opresión y resistencia". Hoy soy optimista porque a lo largo y ancho de EE. UU. he visto olas de esperanza. El Centro Médico de Boston ha añadido abogados al equipo médico para que los médicos puedan mejorar la salud de sus pacientes, porque los abogados se están ocupando de sus necesidades no médicas. La Universidad de Loma Linda ha construido una universidad cerca de San Bernardino para poder proveer, además de atención médica, habilidades laborales y entrenamiento a una minoría predominante de individuos con bajos ingresos, y así puedan adquirir las habilidades necesarias para obtener un buen trabajo. En Chapel Hill, Carolina del Norte, el Proyecto Abecedarian ha descubierto cómo asegurarse de que han disminuido los riesgos de enfermedades cardíacas para las personas negras mayores de 30 años al proveer cuidado infantil de buena calidad desde el nacimiento hasta los cinco años. En los centros extracurriculares en todo EE. UU. Wintley Phipps y la academia US Dream Academy están rompiendo el ciclo de encarcelamiento al proveer mentoría y enriquecimiento académico de buena calidad a los hijos de los reclusos y a los niños que se han atrasado en la escuela. En Huntsville, Alabama, la Universidad Oakwood, una institución históricamente negra, está mostrando cómo mejorar la salud de los adultos negros al incluir un examen de salud como parte de la orientación de los ingresantes, y al darles las herramientas que necesitan para tomar decisiones saludables, y al proveerles anualmente un expediente de salud para que puedan supervisar su progreso. Y en Atlanta, Georgia, Purpose Built Communities ha erradicado los efectos negativos de la segregación al transformar un proyecto de vivienda social atestado e infestado de crimen y drogas en un oasis de viviendas de ingreso variado, de desempeño académico, de gran bienestar comunitario y de pleno empleo. Y, finalmente, está la solución divina. La profesora Patricia Devine de la Universidad de Wisconsin nos ha mostrado cómo podemos atacar de frente a nuestros prejuicios escondidos y efectivamente reducirlos. Cada uno de nosotros puede ser una ola de esperanza. Este trabajo no siempre será fácil, pero el ex juez de la Corte Suprema Thurgood Marshall nos ha dicho: "Debemos disentir. Debemos disentir de la indiferencia. Debemos disentir de la apatía. Debemos disentir del odio y de la desconfianza. Debemos disentir porque EE. UU. puede mejorar, porque EE. UU. no puede sino mejorar". Gracias. (Aplausos)