¿Cuántas veces se repite el estribillo
en tu canción favorita?
Y, toma un momento para pensar,
¿cuántas veces lo has escuchado?
Es probable que hayas oído repetido el estribillo
docenas, si no cientos, de veces,
y no solo las canciones populares
en Occidente se repiten mucho.
La repetición es una característica común
de la música de todas las culturas.
Así que, ¿por qué la música
depende tanto de la repetición?
En parte por lo que los psicólogos llaman
el efecto de la mera exposición.
En resumen, la gente prefiere las cosas
a las que ha estado expuesta antes.
Por ejemplo, una canción en la radio
que no nos gusta especialmente,
pero luego escuchamos la canción
en el supermercado, en el cine
y de nuevo en la esquina de la calle.
Pronto, vamos al ritmo,
tatareando las palabras,
incluso descargando el título.
Este efecto de la mera exposición
no solo funciona para las canciones.
Funciona para todo, desde las formas
hasta los anuncios del Super Bowl.
Por lo tanto, ¿qué hace que la repetición sea
tan singular y prevalente en la música?
Para investigarlo, los psicólogos pidieron a
la gente escuchar composiciones musicales
que evitaran la repetición exacta.
Escucharon extractos de estas piezas,
ya sea en su forma original,
o en una versión alterada
digitalmente para incluir la repetición.
Aunque las versiones originales
habían sido compuestas por
algunos de los más respetados
compositores del siglo XX,
y las versiones repetitivas se habían montado
por edición forzada de audio,
las personas calificaron las versiones repetitivas
como más agradables, más interesantes
y más probables de haber sido compuestas
por un artista humano.
La repetición musical es
profundamente irresistible.
Piensa en el clásico de los Muppets,
"Mahna Mahna".
Si lo has oído antes,
es casi imposible tras cantar
"Mahna mahna"
no responder, "Du duu du du du".
La repetición conecta cada bit de la música
irresistiblemente a la siguiente parte
de la música que le sigue.
Así que al escuchar algunas notas,
ya imaginas lo que vendrá después.
Tu mente está
inconscientemente cantando,
y sin darte cuenta,
puedes comenzar a tararear en voz alta.
Estudios recientes han mostrado que
al escuchar un segmento repetido de música,
es más probable que se mueva
o toque junto a ella.
La repetición nos invita a entrar en la música
como participantes imaginarios,
en lugar de oyentes pasivos.
La investigación también ha mostrado
que los oyentes cambian su atención
a lo largo de las repeticiones musicales,
centrándose en diferentes aspectos del sonido
en cada nueva escucha.
Puedes notar la melodía
de una frase la primera vez,
pero cuando se repite, tu atención se centra
en cómo el guitarrista cambia el tono.
Esto también ocurre en el lenguaje,
con la llamada saciedad semántica.
La repetición de palabras como "atlas"
hasta la saciedad
puede hacer que dejes de pensar
en lo que significa la palabra,
y te centres en los sonidos:
la extraña manera en que la "L" sigue a la "T".
De este modo, la repetición
puede abrir nuevos mundos de sonido
no accesibles la primera vez que lo oyes.
La "L" después de la "T" puede no ser
estéticamente relevante para "atlas",
pero el cambio de tono del guitarrista
podría ser de una importancia expresiva crítica.
La ilusión de canción en un discurso
capta cómo simplemente
repitiendo una frase varias veces
cambia la atención de los oyentes
a los aspectos temporales de tono y sonido,
de modo que
el lenguaje hablado repetidamente
en realidad,
comienza a sonar como si se cantara.
Un efecto similar ocurre
con secuencias aleatorias de sonido.
La gente valorará las secuencias aleatorias
que han escuchado en bucle repetido
como más musicales que una secuencia aleatoria escuchada solo una vez.
La repetición da lugar
a un tipo de orientación que suena como
lo que pensamos que es distintivamente musical,
que escuchamos junto con el sonido,
participando imaginativamente
con la nota a punto de suceder.
Este modo de escuchar enlaza con
nuestra susceptibilidad a las melodías pegadizas
donde partes de la música
penetran en nuestra cabeza,
y suenan una y otra vez,
como atascadas en la repetición.
Los críticos a menudo se sienten avergonzados
por la repetitividad de la música,
encontrándolo infantil o regresivo,
pero la repetición, lejos de ser una vergüenza,
en realidad es una característica clave
que da lugar a la clase de experiencia
que consideramos como musical.