Charles Osborne empezó a tener hipo en 1922 después de que un cerdo cayera encima de él. No se curó hasta 68 años más tarde y ahora está en la lista Guinness como el poseedor del récord mundial del hipo más longevo. Entretanto, la adolescente Jennifer Mee de Florida quizá posea el récord del hipo más frecuente, 50 veces por minuto por más de 4 semanas en el 2007. ¿Qué produce el hipo? Los médicos señalan que una ronda de hipo con frecuencia sigue a estímulos que distienden el estómago, como la ingestión de aire o comer demasiado rápido o beber. Otros hipos se asocian con emociones intensas o una respuesta a: reír, sollozar, ansiedad, y emoción. Veamos lo que sucede cuando tenemos hipo. Comienza con un espasmo involuntario o contracción repentina del diafragma, el gran músculo en forma de cúpula bajo nuestros pulmones que usamos para inhalar aire. Esto es seguido casi inmediatamente por el repentino cierre de las cuerdas vocales y la abertura entre ellas, que se llama la glotis. El movimiento del diafragma inicia una inhalación repentina de aire, pero el cierre de las cuerdas vocales evita que entre en la tráquea y llegue a los pulmones. También crea el sonido característico: "hic". Hasta la fecha, no hay ninguna función conocida para el hipo. No parece ofrecer ninguna ventaja médica o fisiológica. ¿Por qué comienza a inhalarse aire solo para detenerse de repente sin entrar a los pulmones? Las estructuras anatómicas, o los mecanismos fisiológicos, sin ningún propósito aparente presentan desafíos a los biólogos evolutivos. ¿Tales estructuras sirven alguna función oculta que aún no ha sido descubierta? ¿O son reliquias de nuestro pasado evolutivo, habiendo servido una vez para algo importante solo para persistir en el presente como vestigios residuales? Una idea es que el hipo comenzó muchos millones de años antes de la aparición de los seres humanos. El pulmón se cree que ha evolucionado como una estructura para permitir a los primeros peces, muchos de los cuales vivían en agua tibia, estancada con poco oxígeno, para aprovechar el oxígeno abundante en el aire sobre su cabeza. Cuando los descendientes de estos animales más tarde se trasladaron a la tierra, mudaron de ventilación a base de branquias a respiración aérea con pulmones. Es similar a los cambios mucho más rápidos que enfrentan las ranas hoy en la transición de renacuajos con branquias a los adultos con pulmones. Esta hipótesis sugiere que el hipo es una reliquia de la transición antigua de agua a la tierra. Una inhalación que podía mover el agua a través de las branquias seguida de un rápido cierre de la glotis evitando que el agua entrara a los pulmones. Esto se apoya en la evidencia que sugiere que el patrón neural involucrado en la generación de un hipo es casi idéntico al responsable de la respiración en anfibios. Otro grupo de científicos cree que el reflejo se conserva hoy en nosotros ya que en realidad proporciona una ventaja importante. Señalan que el hipo verdadero se encuentran solo en los mamíferos y que no se conservó en pájaros, lagartos, tortugas, o cualesquiera otros animales que exclusivamente respiran aire. Además, el hipo aparece en los bebés humanos mucho antes del nacimiento y es mucho más común en los bebés que los adultos. Su explicación para esto implica la actividad exclusiva de los mamíferos en la crianza. El antiguo reflejo del hipo puede haber sido adaptado por los mamíferos para ayudar a eliminar aire del estómago, como una especie de eructo glorificado. La expansión repentina del diafragma elevaría aire del estómago, mientras que el cierre de la glotis impediría que la leche entre a los pulmones. A veces, un ataque de hipo sigue y sigue, y tratamos remedios caseros: bebiendo de forma continua de un vaso de agua fría, conteniendo la respiración, una cucharada de miel o mantequilla de maní, respirar en una bolsa de papel, o ser asustado repentinamente. Por desgracia, los científicos todavía tienen que verificar que alguna cura funciona mejor o más consistentemente que otra. Sin embargo, sí sabemos una cosa que definitivamente no funciona.