¿Y si les dijera
que puedo leer su ADN, su dotación
genética, su "Libro de la vida"?
¿Les interesa?
Podría darles gran cantidad
de información sobre Uds. mismos
que les ayudaría a vivir
una vida mejor y más larga.
¿No es maravilloso?
¿Querrían saberlo?
¿Querrían no saberlo?
¿No están seguros?
Probablemente tengan razón.
Es complicado.
Permítanme explicarme.
Está llegando un tiempo
en el que cada vez más gente
tiene fácil acceso a su ADN.
Hace 15 años,
costaba el equivalente
a cuatro aviones jumbo
leer de principio a fin
la secuencia de ADN de una persona.
Hoy, leer el ADN cuesta alrededor
del valor de una bicicleta.
Y en leer su ADN se tarda
lo mismo que les tomaría ir en bicicleta
de casa al trabajo y volver.
Antes de que se den cuenta
costará como una taza de café,
y leer el ADN tomará el tiempo
que tardarían en beberse el café.
¿No es increíble?
Estamos llegando a un momento
al que llamamos "el ADN de todo".
Seremos capaces de leer el ADN
de todo lo que nos rodea.
Es un nuevo nivel de información
que nunca antes se había visto.
Por ejemplo, podrán leer
la comida que están comiendo
para entender qué contiene
y de qué está compuesta.
Yo podría leer su ADN y descubrir
qué contienen y de qué están compuestos.
Podrían usarlo para minimizar
heridas y enfermedades.
Por ejemplo, imaginen que
quieren correr una maratón;
además del examen fisiológico,
¿y si les dijera que puedo mirar
en sus genes y decirles
si su cuerpo será capaz de
soportar ese esfuerzo extremo?
¿No les gustaría saberlo?
Entonces podrían tomar
medidas preventivas,
empezar un tratamiento,
o mirar en sus genes y decidir
si quieren o no comprenderlos.
Pueden cambiar su estilo de vida.
Pueden cambiar la forma en que viven
para minimizar los riegos
de las enfermedades.
No solo los individuos sanos
se pueden beneficiar de leer su ADN;
leer su ADN puede ayudar a resolver
problemas médicos complejos.
Hace unos años,
Nicholas Volker, de Wisconsin, sufrió
de enfermedad inflamatoria intestinal.
Pasó por más de 150 operaciones
en sus primeros cuatro años de vida.
Los médicos no sabían
cuál era la causa de su dolencia,
pero decidieron que querían probar
una nueva tecnología,
una tecnología sin probar.
Esta era la secuenciación del ADN.
Fueron capaces de localizar
la mutación exacta de su ADN,
el cambio en su ADN
que probablemente explicaba
su dolencia y su enfermedad.
También prescribieron el tratamiento:
trasplante de médula osea.
Unas semanas más tarde,
Nic salía del hospital.
Es innegable que la secuenciación de ADN
salvó la vida de Nic.
En la universidad de Tel Aviv,
el equipo que lidero,
el equipo de inteligencia genómica,
ha estado leyendo y secuenciando a
cientos de individuos en los últimos años.
Escaneamos su ADN
y tratamos de buscar cambios,
la mutación que lleva a muchas
de sus enfermedades graves.
Recurren a nosotros junto con sus médicos,
revisamos su ADN
e identificamos la mutación exacta
que lleva a su enfermedad.
Pudimos encontrar
muchas de estas nuevas mutaciones,
mutaciones de novo
que explican su padecimiento.
Este es el primer paso fundamental
para entender sus dolencias.
Y también es crucial
para tratar de aliviar el sufrimiento.
Además, algunas de ellas llevarán a la cura
o el tratamiento de estos pacientes.
Así que, leer su ADN es maravilloso.
Es genial.
Todos deberíamos leer nuestro ADN.
Vale, ¿quién es el primero?
Mucha gente me pregunta
si he leído mi propio ADN.
Y la verdad es que... no.
No lo he leído.
¿Por qué?
Es complicado.
Tengo un juego al que juego con mis hijos.
Miramos al cielo, señalamos
a una de las nubes,
y tratamos de descifrar qué forma toma.
A veces vemos cara familiares,
otras dragones o princesas.
Sin embargo, casi nunca
vemos la misma imagen
incluso si estamos mirando la misma nube.
Cuando vuelvo al laboratorio,
y analizo la información genética,
a veces, me da la sensación de que
estoy jugando a ese mismo juego
al que juego con mis hijos.
A veces parece un dragón,
y otras veces se parece a una princesa.
No tiene una estructura definida.
Lo que quiero decir es que,
incluso si encuentro la mutación,
no siempre puedo decir si es buena o mala.
La respuesta no es inequívoca,
a veces lleva a confusión
y a más incertidumbre.
Digamos que acuden a mí,
y quieren que analice sus genes.
Estamos mirando la misma nube genómica,
y estamos tratando de caracterizarla.
Si yo observo su ADN, mientras
escaneo en busca de genes para ver
si su cuerpo puede soportar
un esfuerzo extremo,
quizás también pueda ver genes
involucrados en el
desarrollo temprano del cáncer,
o la enfermedad de Alzheimer,
o el mal de Parkinson.
Entonces, ¿querrían saberlo?
La preocupación que supone
un mayor reto a la hora de leer su ADN
es que, una vez que se lee,
no se puede volver atrás.
No se puede borrar esta información.
No se puede olvidar.
Es escalofriante.
¿Y si esa información sale ahí fuera?
Se podría usar en su contra.
Colman, de 12 años, fue expulsado de
una escuela en Palo Alto, California,
porque portaba una mutación que elevaba
el riesgo de que contrajera infecciones
que ponían en peligro
al resto de niños de la escuela.
Ni siquiera estaba enfermo.
Tan solo portaba la mutación.
¿Querríamos empezar a hacer un chequeo
a nuestros políticos para ver
si padecerán una enfermedad devastadora
durante su servicio?
Ya saben, podría afectar
a su toma de decisiones.
¿Seleccionaremos a nuestros compañeros
de vida basándonos en su ADN,
y revisaremos su fidelidad
en el ADN antes de casarnos?
Y después de que nos casemos,
¿qué hay de la siguiente generación?
Todos queremos bebés perfectos.
¿Y si a los padres
de este niño les hubieran dicho
que con el tiempo su hijo padecerá ELA?
O de este niño, ¿y si a sus padres
les hubieran dicho
que padecería pérdida severa
de la audición?
Y qué hay de este dulce niño,
si a sus padres les hubieran dicho
que a los 60 años
padecería síntomas de tipo parkinsoniano?
¿Qué hubieran hecho?
¿Cómo sería el mundo
sin estos y muchos otros niños?
¿Moldearemos nuestra sociedad
basada en la secuenciación del ADN?
Ya ha comenzado.
Los abortos han aumentado
en los últimos años
en paralelo con el avance de las
tecnologías de secuenciación del ADN.
Quizás, quizás si analizamos
el ADN poco a poco,
no todo de golpe,
sería más fácil asimilar esta información.
En el laboratorio lo llamamos
genómica responsable:
darle a la persona adecuada la información
que necesita en el momento justo,
ya sea un diagnóstico prenatal,
predisposición a la diabetes,
o complicaciones cardiovasculares.
Estamos escaneando el ADN,
dividiéndolo en unidades aisladas,
y evaluando las partes
privadas y las públicas.
Estamos evaluando los riesgos
y beneficios de exponer su ADN.
Lo estamos clasificando para que la gente
pueda aceptar su ADN más fácilmente.
Después de abordar estas preocupaciones,
creo que estaré listo para leer mi ADN.
Leer su ADN puede proporcionarles
un gran conocimiento sobre Uds. mismos.
El conocimiento lleva al poder.
Y todos sabemos que un gran poder
conlleva una gran responsabilidad.
No pasará mucho hasta que
alguien llame a su puerta
y les pregunte si quieren leer su ADN.
¿Qué dirán?
Gracias.
(Aplausos)