Amigos, buenos días.
Todos hemos escuchado hablar
de tocar fondo, ¿sí o no?
Y cuando escuchamos
hablar de tocar fondo,
se nos viene a la mente:
alcoholismo
u otro tipo de adicciones.
Pero no nos damos cuenta
que para tocar fondo
existen mil maneras.
Por ejemplo,
una persona puede tocar fondo
con la pérdida de un ser querido,
un divorcio.
A lo mejor hasta
una ruptura con un novio.
Hay mil formas.
Y una definición sencilla
de tocar fondo,
sería llegar a una situación
tan extrema y tan dolorosa
que sientes que ya
no puedes salir de ahí.
Que esto te rebasa, que
llegaste a tu límite en el dolor.
Hoy me quiero presentar contigo.
Me llamo Gaby Machuca.
Soy conferencista,
locutora de radio también.
Tengo un programa de televisión
y sobre todo, les agradezco por permitirme
compartir esta historia con ustedes.
Este tema me cuesta
trabajo hablarlo porque
bueno, voy a hablar de
mi mamá y de mi papá.
Ahora ya llevo una
relación buena con ellos.
Pero durante muchos años
desde mi niñez, no fue así.
Me crié en
un hogar disfuncional
con la típica mamá sumisa,
demasiado buena y abnegada
y un papá machista y violento.
Un hogar lleno
de frustraciones,
de mucho dolor,
de muchas descalificaciones,
sobre todo, hacia la mujer.
Les voy a poner un ejemplo
de lo que vivía en casa.
Si mi mamá platicaba con una amiga o
con una vecina que estaba esperando bebé
y cuando ya nacía el bebé, iba y
le preguntaba, "¿Qué tuviste amiga?"
"Fue una niña".
"¡Ay, pobrecita! Ya vino
a sufrir al mundo".
Cero oportunidades
por ser mujer.
Volvía a tener bebé esa señora
u otra señora, "¿Qué fue?"
"¡Fue un niño!"
"¡Ay qué emoción! Si vieras que contentos
estamos todos porque está contento mi marido".
Tiene todas las puertas abiertas
para salir adelante en la vida.
Y con esa idea me crié.
Y llegó el momento
de [ir] a la escuela.
Al kínder y a la primaria.
Y cuando tú vas
con esta idea,
crees que como no
tienes oportunidades
y eres mujer, yo ya iba con la idea de
que, "¿Para qué vengo a la escuela?
Si de todas maneras
no voy a pasar de ahí.
No tiene caso que me levante
temprano para ir a estudiar".
Y así estuve durante
toda mi primaria.
Y aquí en esta foto
que Uds. están viendo,
si se fijan hay
una flechita amarilla.
Bueno, ahí fue donde conocí
por primera vez, también
que fuera de casa había cierta
discriminación hacia las mujeres.
Y también por el hecho
de no tener dinero.
Por ser mujer y no tener dinero.
Esa niña que apenas se
alcanza a ver ahí sus piecitos,
es una niña que la sacaron de cuadro
de la foto por el hecho de ser una niña
que no llevaba zapatos.
Y eso lo hicieron los maestros.
Ahora me doy cuenta que existe
algo que se llama "bullying docente"
y que muchos maestros lo hacen en
las escuelas, hacia niños o niñas.
Y es algo muy difícil de llevar
y lo vivimos muchos compañeros
en esa escuela, que era muy humilde.
Era una escuela donde los niños iban
sin zapatos y a los que les iba muy bien,
pues iban con sandalias.
En ese ambiente me crié.
Fíjense, si cuando somos
adultos es tan difícil
que nos demos cuenta si tenemos
baja autoestima, ¿sí o no?
Oímos hablar de eso,
ya donde quiera.
Es como una especie de moda,
esa [frase] de "eleva tu autoestima",
"sal adelante", "tú puedes".
¿Pero lo identificas en ti?
Pues imagínate, si nosotros como adultos
a veces no lo podemos hacer,
de niño mucho menos.
Y si no tienes en casa la guía y
alguien que te diga, "Eres valioso",
"eres importante",
"tú puedes".
Bueno, pues,
te enfrentas al 'bullying'.
Fíjense que el 'bullying' no es nada más
responsabilidad de uno de los niños.
Es responsabilidad de los dos.
Tanto del que ataca,
como del que es atacado.
Los dos tienen baja autoestima.
Así es. Y entonces cuando tienes
baja autoestima, yo lo comparo
a como emitir una especie
de radiaciones, por decirlo así,
que los demás perciben
consciente o inconscientemente.
Esa radiación que tú emites
la emites sin saber.
Y es algo así como si en la espalda
te pusieras un letrero que dice:
"Patéame".
Y entonces los demás lo captan
y claro que obedecen.
Y por eso dices: ¿por qué todo
el mundo me trata mal?
¿Por qué todo el mundo trata
mal a mi hijo en la escuela?
Puede ser que esté batallando
con baja autoestima.
Y si un niño ataca, también es
porque necesita sentirse importante
de alguna forma y lo hace
atacando a los demás.
Esa niña era yo,
en sexto año de primaria.
Como pueden ver,
una niña muy gordita.
Y por ser gordita,
en aquel tiempo
No había tantos niños gorditos
en la escuela como ahora.
Y ahora es más natural.
Yo era la única.
¿Sí? Realmente
ahora ya... bueno.
En aquel tiempo,
yo era la única en el salón.
Y claro que el 'bullying'
era contra mí.
Porque si yo corría, era de que,
"¡Cuidado se va a caer la escuela
porque viene corriendo Gaby!"
Será gracioso pero
se le batalla bastante.
Y nuestros hijos batallan con eso,
no sé si ustedes lo vivieron también.
Y comía yo mi torta en el baño para que
los compañeros no me vieran comer.
Porque si me veían tomar un trago de agua
era, "Uy, ya se va a acabar toda la tiendita".
Y me la pasaba encerrada en el baño y
las maestras, pues me castigaban porque
no entraba a las clases.
En una ocasión, cansada de
estos abusos, golpeé a una niña
y me corrieron del colegio.
En esa foto, fue
a donde fui a parar.
A esa escuela. Fíjense bien.
Son puros hombres.
Dos años estuve en
escuela de hombres.
Y no salí en la foto porque la directora
dijo, "Eres mujer y manchas el cuadro".
Y seguí con esa idea.
Las gordas, a nadie le gustan.
Como siempre escuchaba esas comparaciones,
"Mira tu prima, qué delgadita que bonita".
"A ella sí le va a
ir bien en la vida".
"A los gordos nadie los quiere,
no caben por ningún lado".
Imagínense qué triste es que ves
la ropa así chiquita de la Barbie,
de la Rosita fresita, de esos personajes
que nos gustan a las niñas.
Y que te tengas que
poner ropa de señora.
Porque no hay de tu talla.
Es difícil vivir así.
Y como crecí con esa idea de
que las gordas a nadie le gustan.
Pues el único consuelo que
encontraba era en la comida.
¡Qué contradictorio!, ¿no?
Y caigo en un trastorno alimenticio
llamado anorexia y bulimia.
Que en aquel tiempo
tampoco se conocía.
No había Internet,
ya estoy viejita.
¡No había Internet!
No había los medios para que alguien
pudiera leer los síntomas y decir:
"Mi hija tiene esto",
o "A mí me está pasando esto".
Caí en hospitales con los
dolores terribles de estómago
por no comer y los médicos tampoco
sabían qué era lo que tenía.
"Tienes gastritis,
berrinches de adolescente".
"Por eso no quiere
comer, no pasa nada".
Y después, ahí es cuando apenas
estaba empezando a adelgazar,
llegué a pesar hasta 32 Kilos.
a la edad de 13 años.
Y bueno, lo demás
ya se los conté.
Y conozco a un chico.
A un muchacho, por
esa falta de amor en casa,
pues me enamoré.
Y me enamoré de una persona violenta,
precisamente como mi papá.
Siempre buscando esa
figura masculina, afuera.
Y me pareció bien,
porque él me hacía comer.
Dije, "Bueno, me va a quitar este conflicto
que tengo con los alimentos,
este odio que le
tengo a los alimentos".
Pero ya después, no sólo me obligaba
a comer, me obligaba a vestirme
como él quería, a tener las amigas
que él quería; después ya ni siquiera
tener amigas.
Ni a hablar con mis papás, ni salir
a la calle, hasta que empezó
a abusar sexualmente de mí.
Y yo , durante 4 años,
jamás dije nada.
Ni en mi casa ni afuera.
Porque era natural
sufrir por ser mujer.
Era como el hecho
de "ganarte el cielo",
"cargar la cruz".
Eso lo escuchaba en mi casa. Decía,
"Bueno, entre más sufra, me voy a ir
más rápido al cielo".
Me puso una golpiza brutal.
Al grado de que no podía moverme
y en mi casa, ni por enterados.
Cuando me recuperé de los golpes
que curiosamente hoy sé, amigas y amigos,
que una persona que es golpeadora y
violenta solamente te golpea partes de
tu cuerpo que no se ven.
Y cuando él lo hacía, me llamaba
la atención que tenía cuidado.
Para que no se me notara a mí y poder
seguirme golpeando y nadie preguntara.
Cuando me recuperé,
me fui de mi casa.
Yo vivía en Tepic y me vine a
vivir a Guadalajara, huyendo
a la edad de 17 años y también
huyendo de mi papá y de mi familia.
Aquí encontré trabajo,
y me casé con mi jefe.
Imagínense nada más.
A la edad de 18 añitos.
Tenía yo un año de estar
viviendo aquí cuando me casé.
También un hombre violento.
Eso no es casualidad.
Creemos que nos toca, y no nos toca,
nosotros lo atraemos sin querer.
Esa es la foto de mi boda.
Les hago un paréntesis aquí.
Sigo con la misma persona.
Pero estamos en terapia
desde hace 8 años.
Y vamos muy bien.
Nadie, chicas, puede hacer cambiar
a un hombre, solamente que él quiera.
Y él quiso.
Y estamos muy bien.
Me divorcié después de 7 años.
Y también enfrentas afuera, durante
el divorcio, a la discriminación.
Porque en muchos trabajos donde vas
y buscas te dicen, "Como ya fuiste casada
pues, seguramente estás
dispuesta a todo lo demás
con tal de conseguir un trabajo".
Y es curioso que tus mismas amigas
mujeres o familiares, son las que
precisamente te señalan.
"Yo ya no me junto contigo porque mi
esposo dice que como tú ya eres divorciada
no eres buena
influencia para mí".
Y se alejan de ti.
Obvio, después de vivir todo
eso, caes en depresión.
Una enfermedad también
muy de moda, por decirlo así.
Y que no sabemos
muchas veces que la tenemos.
Dejé de comer, otra vez,
de bañarme casi por un mes.
20 días aproximadamente sin cambiarme,
ni un calzón, con eso les digo todo.
Y terminé buscando la ayuda
de un psiquiatra porque sentí que
me estaba volviendo loca.
Y a partir de ahí, pues
comencé con mi terapia.
Que aún sigo en terapia de mantenimiento
porque siempre los pensamientos
tiene uno que saberlos manejar.
Y vigilarse, si has tenido tantas heridas
emocionales durante tantos años.
Cuando tienes emociones negativas,
y te odias tanto, como yo me odiaba,
estás produciendo
un veneno que te lastima a ti.
Cuando tú dices, "Ay, qué gorda estoy".
"Ay, qué feo me veo. No sirvo para nada".
"Soy tonto".
Todo eso te lastima. Y si es desde tu
niñez, puedes provocar una enfermedad
tan grave como
el cáncer u otras.
Y hay que cambiar los pensamientos
que tenemos acerca de nosotros mismos.
Les quiero hacer
una pregunta,
¿Cuáles son los pensamientos que
predominan en Uds. la mayoría del tiempo?
¿Buenos, malos?
Si ustedes se fijan, todas las presonas
no pueden ocultar sus pensamientos.
No los podemos ocultar, fíjense
nada más como es cada quien.
Y se van a dar cuenta
qué es lo que están pensando.
Si una persona es positiva de sí misma,
se va a ver alegre, emprendedora,
triunfadora, va a luchar.
En cambio, si piensa de una forma negativa
eso se va a notar hasta en su casa.
Cómo está, arreglada o desarreglada.
Cuando ustedes decidan cambiar
sus pensamientos, así como yo lo hice,
los sueños se vuelven realidad.
No es magia. Es un proceso
que Uds. deben decidir, iniciar,
si quieren que su vida
a futuro sea mejor.
Iniciando por este presente
que estamos viviendo ahora.
La primera vez que pisé un escenario
fue ante 5 mil personas.
Por pura casualidad, pero porque
mis pensamientos ya estaban en otro nivel.
Yo ya quería buscar las oportunidades
que creemos que no existen.
Esas las tiene uno que agarrar
en el momento que llegan.
Trabajaba en una estación de radio,
dando las agüitas, así en los eventos,
los boletos a las personas que llegaban.
Entonces un día, no va una locutora
a eventos que hacían en
la calle de promoción.
Y pues, me subí yo.
Tomé la oportunidad que en ese momento
se presentó; me temblaron las piernas.
Y créanme que al final,
al bajar del escenario, vomité
del puro susto.
Pero de ahí en adelante, comencé con
esto que ha sido mi sueño durante...
desde que tengo uso de razón.
Hablar ante el público, pedir en Navidad,
recuerdo una vez una grabadora
y unos cassettes para poder hacer
mis propios programas de radio,
inventados, ¿verdad?
Juego de niños y tuve mi primer programa
al aire después de trabajar un año
para ese jefe, sin paga.
Si acaso una botella de agua,
y una torta de jamón
como el Chavo del 8.
Es ser perseverante, pero todo viene
desde que tú empiezas a pensar diferente.
Desde que dejas de victimizarte.
Y desde que dejas de echarle la culpa a
todo lo que te rodea y todos los demás.
Tampoco te culpes tú.
Es ser responsable de ti,
que ya eres un adulto, no importa
cómo te haya tratado tu papá,
cómo te haya tratado tu mamá,
lo que hayas vivido.
Si tuviste una grave enfermedad,
si perdiste un ser querido.
Tú tienes el poder en tu mano
de cambiar tu futuro.
De mejorar y que tus hijos
también sean diferentes.
Y no vivan lo que tú viviste.
Pero sin odio.
Cada quien busca
en qué inspirarse.
Unos le llaman "Dios", otros le llaman
"algo que está dentro de tí".
Otros escuchan conferencias, audios,
pero si ustedes escuchan conferencias
audios, videos, lo que sea, pero
no tienen eso dentro de ustedes,
les va a durar así.
Saliendo de la plática,
ya no van a saber ni dónde quedó.
Es reflexionar, es echarse un clavado
y buscar a eso que les da la inspiración.
Para mí, fue Dios.
Y esa fue una de las primeras conferencias
que di, me sentía soñada en un camerino.
Tenía foquitos y todo.
Como sale en la tele, ¿verdad?
Y créanme, los sueños
se vuelven realidad.
¿Quieren un buen futuro? ¿Verdad
que todos queremos un buen futuro?
Hay que empezar
por el presente.
No se puede tener un buen futuro
si no tenemos un buen presente.
Y les quiero dejar esta frase.
A veces cuando pensamos en cambiar
nos da miedo porque tenemos
la angustia de perder nuestra esencia,
de que alguien nos vaya a lavar el cerebro
y no vayamos a ser
como nosotros somos.
Pero cuando tú aprendes de
las experiencias que vives,
no necesitas cambiar tu esencia,
sólo aprendes y utilizas
esas experiencias para mejorar,
para crecer. Y ahí está
esa frase si gustan apuntarla:
"No cambié, sólo aprendí, porque
aprender no significa cambiar
tu esencia sino usar ese
aprendizaje para seguir creciendo".
(Aplausos)